Resumen
Resumen
Uno de las conclusiones más importantes respecto del conocimiento científico expresadas durante el siglo XX es el haber reconocido sus límites. En tal sentido, Edgar Morin nos habla de la ceguera del conocimiento y nos advierte que un conocimiento parcializado, disociado, compartimentado y descontextualizado no puede ser capaz de comprender procesos complejos. Ante esto, el paradigma de la complejidad, prefiere la conjunción en lugar de la disyunción, reconoce la multidimensionalidad de los procesos como así también la necesidad de contextualizar todo conocimiento. Esta posición, rompe con los límites establecidos por ciertos requisitos de lo que era considerado como conocimiento científico y plantea principios que aceptan la incertidumbre y el azar. Desde esta perspectiva, las preguntas en torno a qué, cómo y para qué conocer se conjugan necesaria y constantemente. El sujeto, que se reconoce explícitamente como parte del proceso, no queda exento de tomar decisiones en sus modos de existir.
La obra de Edgar Morin es extensa, diversa, sistemática, comprometida y apasionante. En este escrito sólo retomaremos una serie de problemáticas analizadas por este autor, al tiempo que procuramos identificar un conjunto de herramientas epistemológicas propias de un pensamiento complejo. Intentamos así, reconocernos como parte de una trama de relaciones para pensar y actuar con otros en torno a procesos sociales, económicos y culturales.